LA GUERRA Y LA PAZ
«… el gobierno uruguayo no está en guerra con nadie y sin embargo vota en la ONU sanciones a Siria que implican la posibilidad de dar pasos en la agresión militar a ese país. También envía tropas militares a Haití y al Congo desde hace un buen tiempo por orden de las potencias militares a los efectos de dar “estabilidad” a estos países cosa que hasta ahora, nadie ha garantizado».
Mientras el despilfarro de las políticas de privatizaciones y libre mercado, se han transformado en el eje sobre el que se asientan las políticas económicas financieras, el gobierno uruguayo ha demostrado nuevamente su apoyo a las políticas de guerra y desestabilización que llevan adelante los países de la OTAN contra los países de Medio Oriente y África, en forma preferencial en estos momentos contra Siria e Irán, por más que en esta instancia lo que se está desatando es un verdadero conflicto de proporciones inimaginables.
En esta semana que pasa Fidel Castro ha recibido a un grupo de ciudadanos japoneses sobrevivientes del bombardeo atómico que experimento Estados Unidos sobre Japón para finalizar la guerra y provocar la rendición japonesa.
Es por demás conmovedor que luego de ya más de largos sesenta años de aquellos hechos los problemas de la guerra y la paz con sus efectos devastadores se sigan planteando con la misma intensidad.
Es que la etapa histórica de desarrollo capitalista, con grandes revoluciones y contrarrevoluciones, sigue estando presente, y manteniendo el curso de las luchas de nuestra época. Es imposible ignorarlo, así como pretender olvidar que la continua agresión a los pueblos y a la clase obrera de los países de todo el mundo se torna en uno de los principales peligros para la estabilidad mundial.
Ninguno de estos dos temas ha estado ausente de la decisión en los momentos cruciales de los procesos políticos nacionales e internacionales, por una razón muy importante y sencilla a la vez, la naturaleza de la sociedad de clases es la guerra, o la preparación para ella, ignorarlo significa no comprender a menudo la naturaleza de la relación entre las clases.
Por ejemplo el gobierno uruguayo no está en guerra con nadie y sin embargo vota en la ONU sanciones a Siria que implican la posibilidad de dar pasos en la agresión militar a ese país. También envía tropas militares a Haití y al Congo desde hace un buen tiempo por orden de las potencias militares a los efectos de dar “estabilidad” a estos países cosa que hasta ahora, nadie ha garantizado.
La intervención militar en diferentes zonas del mundo es parte de la política internacional, especialmente de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, e Israel por poner los ejemplos de ejércitos con arsenal nuclear más significativo e imperativos en toda la política mundial.
No es nuevo que Obama está siendo presionado por el lobby sionista para atacar Siria e Irán, y que en los tiempos electorales norteamericanos ello es muy importante pues nadie desconoce la influencia en el congreso de Israel, en los asuntos financieros y militares de la sociedad norteamericana.
El peso de los asuntos militares es cada vez mayor en los principales países capitalistas desarrollados, al igual que el intento constante por ordenar el caos en los asuntos financieros que se extiende por los Estados Unido y la UE.
Tampoco América del Sur escapa a ello con los nuevos vientos de militarización de las Islas Malvinas por parte de Inglaterra.
En Uruguay que solo vota, y toma precios, de la economía mundial, ya tiene a su gobierno y a varios integrantes del directorio de Ancap al borde del ataque de nervios, por las subas del precio del petrolero a nivel internacional por los embargos contra Irán por parte de esta política,
La guerra propiciada por los países imperialistas hunde a las masas en la miseria y busca la primacía en la política mundial de sus intereses. Interviene en la rebaja constante del salario y también desata la crisis de la deuda, también nuestros países. Si será así que el Dr. Vázquez que en estos días va a la justicia, se declaró amigo de Bush, y le pidió ayuda militar para enfrentar a Argentina. La historia vuelve a repetirse no como en el tango pero parecido a la historia del movimiento obrero hace ya casi un siglo en el parlamento alemán.
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