NO SOLO EL COMBUSTIBLE POR CIERTO
Los que imponen la política económica no contemplan las necesidades del pueblo, solo las de sus bolsillos que tienen que estar llenos, y los trabajadores consumiendo poco por que sino hay inflación.

Pero de esto no nos quejamos son parte de las reglas de juego impuestas.
En estos días han descubierto que en nuestro país el combustible es uno de los más caros del mundo, y tras cartón aparecen las sesudas consideraciones, que hablan del transporte, los seguros y los impuestos.
Sin embargo este tipo de analogías que pueden tener un valor argumental secundario, no corren para otros precios, como productos de alimenticios que son producidos en el país, y que también para ello nos rigen los precios de mercado internacional con sueldos muy bajos.
Hace ya un buen tiempo y en las últimas décadas se ha hecho cada vez más evidente, que nuestro país es muy caro, para el común de los mortales, y baratito para la farándula que anda por el mundo gastando sus dineros, como meta principal de sus vidas.
En Uruguay es caro el combustible, pues su carga impositiva es elevadísima y ello es trasladado al consumo interno es decir a los trabajadores y a los que intentan trabajar para ganarse su sustento en la ciudad y en el campo.
También en nuestro país es cara la vivienda, la atención médica, las medicinas, y la educación. Este es un proceso que se ha desarrollado en las últimas décadas y continúa bajo el imperio de las privatizaciones en los gobiernos del Frente Amplio.
Es muy peligroso para el país el rumbo económico que ha tomado el gobierno de ampliar su endeudamiento, y respaldar el “blindaje” con más deuda en nuestras reservas. Un verdadero bochorno en términos económicos y políticos, sobretodo cuando desde los ámbitos oficiales se juega con frases a tener el patrimonio exclusivo y de elite, a ser de izquierda o progresista.
El Uruguay, con la actual política financiera, donde todo se privatiza, y donde el circuito financiero vive en una verdadera orgía de consumo, no ha existido ningún cambio significativo en las condiciones del país, sobretodo para los trabajadores y los que verdaderamente pretenden tener una vida mejor, con justicia y más libre.
Sin duda que somos uno de los países más caros del mundo, pues aquí, se ha profundizado
con una política al servicio del capital, donde “dar trabajo” para el oficialismo significan sindicatos débiles, y sumisos, y fuerza de trabajo barata.
Los que imponen la política económica no contemplan las necesidades del pueblo, solo las de sus bolsillos que tienen que estar llenos, y los trabajadores consumiendo poco por que sino hay inflación.
Mientras Astori, Mujica y Vázquez siguen pagando la deuda con plata del bolsillo de los trabajadores y jubilados.
Claro que Uruguay en estos días algunos de sus amigos de la banca internacional le han adjudicado el “grado inversor”, tan ansiado por el equipo económico, aunque el gobierno, lo que ya no tiene es vergüenza.
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