«ESCLAVISMO MODERNO EN URUGUAY»
TRABAJADORES YUGOESLAVOS ABANDONADOS POR EL SUNCA A SU PROPIA SUERTE
MILES DE DE TRABAJADORES DEL SUNCA MARCHAN POR 18 PARA RECLAMARLE A LAS CÁMARAS EMPRESARIALES
Sunca: “Que se vayan a reclamar a Serbia”
Trece ciudadanos serbios que reclamaron su salario fueron amenazados con armas por enviados de las empresas. Alba Berreta, la abogada que los defiende, dijo al diario EL ECO que el Sunca no quiso intermediar por ellos. EL ECO consultó al cónsul serbio en Montevideo y éste señaló que el hecho ya fue denunciado a la cancillería.
Muy lejos de su país, dos ciudadanos serbios en la ciudad de Colonia del Sacramento y once en Conchillas reclaman que le paguen sus salarios; están resistiendo a ser desalojados a pesar de que enviados de las empresas los amenazaron con armas. La abogada defensora, doctora Alba Berreta, quien tiene a cargo el caso, se comunicó con EL ECO y al cierre de esta edición tomaba intervención el Ministerio de Trabajo.
El jueves de mañana, la doctora Alba Berreta informó el arribo de una inspección del Ministerio de Trabajo. La abogada realizó la denuncia en Carmelo y la inspectora “me dijo que se iba a dirigir a la empresa. Es una vergüenza, es un crimen lo que están haciendo con esa gente”, aseguró.
Por otro lado, el cónsul serbio en Montevideo dijo al periódico que los trabajadores serbios (la mayoría con más de 40 años) fueron traídos a trabajar a Montes del Plata en el mes de mayo como mano de obra especializada para trabajar en el montaje de la planta de Montes del Plata. “Enseguida la empresa no les cumplía con sus haberes”, señaló la abogada. En este momento resisten dos trabajadores en la ciudad de Colonia y once en Conchillas, pero el martes de tarde “los quisieron sacar a prepo, entonces recurrí a la Justicia y a la Policía”, dijo la doctora Berreta. Quien agregó que “los hombres que intentaron desalojarlos fueron de Montes del Plata y Felbok Internacional S.A., que es la empresa que les entrega los recibo de sueldos”. Ella aseguró que los amenazaron “mostrándoles las armas que tenían en la cintura”.
Los serbios llegaron a esta situación “porque les fueron pagando de a cuentagotas; cuando ellos reclamaban el sueldo la empresa les hacía los depósitos en Abitab o en Red Pagos, en algunos casos de 125 pesos”. Y como comenzaron a reclamar, “en el mes de julio ya les impidieron entrar a trabajar, los amenazaron y les dijeron que se tenían que ir a Serbia”.
Sunca: “Que se vayan a reclamar a Serbia”
Recurrieron al Sunca, pero no obtuvieron respuesta. “Me reuní con el delegado del Sunca, y me dijeron que no se iban a hacer cargo. Primero, me desconoció que existiera el aporte para el Sunca de los trabajadores serbios, le mostré el recibo y me dijo “están aportando”. Entonces, le dije por qué no los defendían y me dijo que fueran “a reclamar a Serbia”, señaló Al diario EL ECO la doctora Alba Berreta. “Y hoy me reuní con otro delegado del Sunca y me dijo que yo era una abogada de asesinos y que el Sunca no defendía a trabajadores burgueses”.
Daniel Klisich es el cónsul serbio asignado en Uruguay, radicado en Montevideo. EL ECO se comunicó con él, quien manifestó que se encuentra al tanto de la situación, y dijo que lo tomó “con gran preocupación, al saber que un grupo importante de personas se encuentra con dificultades”. Agregó también que “por lo que he podido conversar con ellos son gente de muy buen nivel cultural, trabajadores calificados en general, y viéndolos en una situación como esta, tenemos una gran preocupación”.
“No estamos en condiciones de hacer mucho, digamos, porque todo se ha hecho a nivel oficial. Yo me reporto a la embajada serbia en Buenos Aires y son ellos los que deciden qué carriles tomar. De cualquier manera, recibí instrucciones de la embajada de ponerme a la disposición de los trabajadores de cualquier necesidad material, pero ellos se iban a encargar de los trámites ante el gobierno uruguayo, ante la cancillería, que de hecho ya lo hicieron”, finalizó Daniel Klisich.
Si se diera crédito a los grandes medios de comunicación de masas de nuestro país y hasta de los principales periódicos internacionales, se podría pensar que en todo el mundo admiran nuestro país y que hasta que los argentinos nos tienen envidia.
Nos envidian los niveles de “inversión extranjera” alcanzados durante los gobiernos progresistas del Frente Amplio, el Presidente “mas pobre del mundo” y la “cooperación de patrones y sindicatos”. Esta que se comprueba hoy ante el reclamo de los trabajadores servios ante sus patrones de la nueva papelera en Conchillas Departamento de Colonia, y sus representantes los dirigentes del SUNCA. Esta cooperación que es envidia de cualquier burguesía mundial, que le ha permitido “acabar con la lucha de clases” en nuestro país. Estas y otras afirmaciones similares se utilizan a menudo para formar una opinión pública nacional e internacional sobre el milagro uruguayo, ex “guerrilleros y comunistas” supieron pasarse y son un ejemplo para el mundo de la inservible “lucha de clases” y de la “revolución proletaria”, a la verdadera causa de los trabajadores del “es lo que hay valor”.
Pero sin embargo a pesar que la crisis en nuestro país demore un poco más en llegar, ya comienzan a vivirse expresiones de la misma. Despidos, envíos al seguro de paro, salarios como el de los trabajadores de tambo de 7.900 pesos mensuales, limitación de los derechos sociales a los trabajadores, ya empiezan a ser tan cotidianos como en el resto de los países de la región.
Desgraciadamente pese a todo esto, y según las últimas encuestas de opinión, la realidad no ha disipado las ilusiones de “paz social” y la “Suiza de América”. Los defensores de la “coparticipación social” hacen alarde de los “Convenios Salariales”, y de los “Consejos de salarios”, en un país que está quinto en América Latina en cuanto a “esclavitud salarial”, según organismos internacionales.
Y los líderes sindicales, los patrones y el Gobierno frenteamplista unidos en la “coparticipación social”, todos por su lado se esfuerzan en hacerles entender a los trabajadores y empleados la idea la idea de que los salarios moderados como el de los trabajadores de los tambos, aseguran el empleo y que el despido de otros trabajadores garantiza conservar el resto de los puestos de trabajo. En esta primavera de campaña pre electoral, los líderes del Frente Amplio en el Gobierno, repiten de mil maneras diferentes “hay que reconocer con sinceridad que la mayoría de los uruguayos vive hoy mejor que ayer”. “Que los gobiernos del Frente Amplio, bajaron los índices de pobreza, y casi terminaron con la miseria en nuestro país”. Consignas que repetidas alejan la idea de que un trabajador de tambo, es pobre y mucho menos debe resignarse a considerarse a si mismo y a su familia un mísero.
Sin embargo en el presente la teoría y la práctica de la “coparticipación social” ya no aparecen tan verdaderas como antes. Los políticos frenteamplistas fieles a la idea de la “coparticipación social” y del pasaje de los principales dirigentes sindicales a importantes puestos de Gobierno, cada vez ponen el acento más en los aspectos económicos que sociales. Cuando se ejerce una presión cada vez mayor de los capitalistas transnacionales y nacionales sobre el sistema social de los trabajadores, estos días por ejemplo (Techin, AFAPS, Conchillas, UPM), resulta más difícil hacer pasar por “social” la coparticipación, bajo la presión de los patrones y el Estado. Es más fácil hacerla pasar como “económica”, discursos de Mujica tratando de vagos y sinvergüenza a los trabajadores estatales, o el del Primero de Mayo de Richar Reed refiriéndose al ausentismo laboral como una plaga dentro del movimiento obrero. Es mucho más fácil presentar esta coparticipación y colaboración entre obreros y patrones como un fenómeno económico un concepto mucho más complicado que al obrero siempre le costará mucho más entender.
Los dirigentes sindicales y políticos progresistas conocen bien las premisas de los buenos comerciantes. Que dicen que cuanta más maña se den para convencer de su honradez a los compradores, mejor venderá sus mercancías. Por eso Richard Reed habla el Primero de Mayo con la honradez a flor de piel y el corazón en la mano, auto criticándose como representante de los trabajadores “sin pelos en la lengua” y esa honradez avala su proceder ante los patrones, el Estado y sus representados. Al poco tiempo es el mismo representante del PIT CNT, que tiene la “honradez” y los cojones suficientes para advertirle a Mujica que la próxima vez que el Presidente de la República se reúna con los patrones en el Quincho de Varela un Primero de Mayo, el mismo va a ir al quincho a armarle un piquete. Es evidente que esta manifestación de honradez no hace más que servir para ocultar muchas cosas, y ensalzar el sistema de “coparticipación social” y garantizar a los trabajadores que están siendo conducidos por gente honesta y honrada, intentando darle un “contenido real”, al discurso.
Sin embargo en la práctica social, el PIT CNT no logra que se apruebe ninguna ley que permita a los trabajadores desafiliarse libremente de las AFAPS, tampoco tiene derecho a ocupar los lugares de trabajo, no han podido hacer nada para que no se declaren servicios esenciales todas las ramas de la producción y de los servicios públicos, menos han conquistado la pobre idea de elevar a diez mil pesos el salario mínimo, perdieron también la lucha contra las “tercerizadas”, no han podido hacer nada en contra de la instalación den la administración pública de las “publico privadas”, menos contra el trabajo en negro, perdieron en esta etapa el pago durante el trayecto al trabajo que se tenía antes, todas conquistas alcanzadas en otras épocas y que se perdieron durante los Gobiernos del Frente Amplio.
En este momento hay negociaciones entre trabajadores y patrones, que se prolongan por meses sin que se avecine ningún resultado y esto provoca calenturas entre los trabajadores. Los dirigentes del PIT CNT y del Gobierno progresista, atribuyen a las circunstancias económicas coyunturales de la región. Entonces dirigentes sindicales, patrones y Gobierno achacan todo al problema del empleo, que afecta con mayor profundidad a los obreros y empleados. Siempre hay llamados a los trabajadores a sacrificarse para conservar los puestos de trabajo, a aceptar rebajas salariales, cada día hace falta rechazar cualquier reivindicación de los trabajadores que mejore su situación. Hoy lo decía muy claramente una persona empleada en un tambo, donde el patrón argumentaba que no podía subirle el salario de 7.900 pesos por que el negocio era poco rentable, sin embargo pagaba diez dólares por un toro de raza.
Lamentablemente, desgraciadamente debemos reconocer con amargura que la mayoría de comunistas, socialistas y tupamaros hoy están de acuerdo con esta “coparticipación social”, por que están sujetos a la disciplina partidaria y a las mayorías del Frente Amplio.
“El obrero puede estar bien cuando está bien el patrón y por consiguiente la empresa”. Este es el eslogan entonado desde hace varios largos años de gobierno frenteamplista, de “coparticipación social”. Pero analicemos en las formas en que esta se concreta en la práctica, y comprobaremos que llamando a los trabajadores a la “reconciliación de clase y a que actúen en aras del “bien común”, los empresarios aprovechan cualquier posibilidad para menoscabar los intereses de los sus empleados.
Lo que está pasando con los trabajadores servios de “Conchillas” sirve de ejemplo hasta donde están dispuestos a llegar los del Frente Amplio y el PIT CNT, que se autoproclaman, “representantes y defensores de la clase obrera” en su interpretación de la “coparticipación”. Intentando justificar el despido de varios obreros servios, olvidándose del internacionalismo proletario, y recurriendo a la necesidad de comprender la seriedad de la situación en la rama de la construcción. La participación de los trabajadores del SUNCA en la gestión de las empresas se ha reducido de hecho a un solo derecho aprobar el despido de sus compañeros.
Deberíamos preguntarnos ¿Por qué los trabajadores permiten a sus representantes aplicar esta política? Pues es de suponer que ven la funesta incidencia en su nivel de vida y, por eso lo absurdo de las afirmaciones de que los sacrificios hechos por los trabajadores les benefician. Tratando de comprender esta realidad, hay que decir que la mayoría de los sindicatos son controlados por el Gobierno del Frente Amplio. Al sugerir cualquier conflicto, los dirigentes de los sindicatos sostienen que los trabajadores tienen que apoyar a sus representantes, argumentando que solo ellos pueden ayudarles. Y esto es una verdad a medias, ya que es bien cierto que el Gobierno, el ministerio de trabajo, los directores del BPS, y otros organismos y ministerios públicos, solo reconocen como interlocutores válidos los representantes del PIT CNT. Así se dejan convencer la mayoría de los trabajadores resignándose dócilmente a la situación que les acarrea la práctica de la “unidad sindical”, la “central única” y la “coparticipación social”.
Desgraciadamente según nuestra humilde opinión difícilmente se puede hablar por ahora del comienzo de un proceso de reconsideración de esta situación. Los ejemplos cotidianos más bien evidencian todo lo contrario. Además de los sindicatos donde socialistas, comunistas, astoristas, pevepistas y tupamaros son mayoría, los funcionarios del Gobierno frenteamplista no desdeñan ningún medio para atemorizar a los que no están de acuerdo con su posición. También caen en desgracia los trabajadores de quienes se sospecha tener el propósito de rechazar el camino de “coparticipación social”.
El terror moral se pone de manifiesto en las grandes empresas de nuestro país como sucedió con los trabajadores servios, o como en la empresa de servicios sanitarios, en la cual después de la ola de paros, los dirigentes sindicales que no eran afines al PIT CNT fueron despedidos y lanzados a la calle. Estos procedimientos anti democráticos se practican hoy día durante el Gobierno progresista del Frente Amplio contra todos aquellos que no renuncien a la lucha de clase y se avengan a la tesis de “coparticipación social” para “profundizar la democracia”.
Los despidos a los dirigentes sindicales conocidos como miembros de la Asamblea Popular o sectores radicales de la izquierda es un fenómeno bastante difundido y hasta normal y aceptado hoy día por todo el mundo. Un dirigente del UNTMRA por ejemplo Marcelo Abadala, explicó en una reunión sindical, que las discrepancias entre las distintas posiciones del sindicato eran normales, pero que de ninguna manera el PIT CNT iba a aceptar que los dirigentes concurrieran a la radio Centenario, una radio radicalmente de derecha. Al poco tiempo organizó una nueva elección en el sindicato del Automóvil Club, y estos dirigentes fueron despojados de sus cargos de dirección.
Nosotros tenemos la obligación y el derecho de informar, y entonces afirmar que en este país Uruguay, durante el Gobierno del Frente Amplio, quinto en el continente en cuanto a “esclavitud en el trabajo”, mantener las posiciones de “lucha de clases” es realmente algo muy peligroso, pues puede costarle a las personas el puesto de trabajo.
También no menos cierto es que en otras oportunidades y ciertos casos algunos trabajadores pese a toda su experiencia sindical, se resignan con el perjudicial conformismo disfrazado de “unitario de la clase obrera”, y de un supuesto reconocimiento a la herramienta que sigue representando el PIT CNT.
A los representantes del PIT CNT y principales defensores de la “coparticipación social” les gusta señalar que durante el mandato del Frente Amplio los trabajadores obtuvieron importantes reivindicaciones, como la de poner en práctica los Consejos de Salario y los Convenios Colectivos por rama. De igual manera se llenan la boca con supuestas “recuperaciones salariales”, que caen por su propio peso a la hora de comparar cuanta carne, yerba, pan o aceite compraba un trabajador hace diez años atrás y lo poco que puede obtener hoy día con su salario. Para estos falsos dirigentes las escasas reivindicaciones alcanzadas por los trabajadores, nada tiene que ver con la presión de la “lucha de clases”, y son obra en cambio de las “negociaciones civilizadas” entre los dirigentes del PIT CNT, los patrones y el Gobierno progresista.
Tampoco se menciona la vecindad de otros procesos y la gran mano brindada por el Gobierno venezolano de Hugo Chávez quien donó varios miles de millones de dólares, para comprar bancos fundidos, fabricas de vidrio fundidas, proyectos de viviendas que nunca se construyeron, editoriales de libros, fabricas de guantes de goma y cubiertas, supuestas fábricas tomadas y puestas funcionar por los obreros, y decenas de proyectos sociales. Tampoco menciona el PIT CNT, que estamos por debajo de los salarios de la mayoría de los trabajadores de la región, Argentina, Brasil, Chile Paraguay siendo en cambio uno de los países más caros para sobrevivir de Latinoamérica.
En la actualidad suelen hablar estos dirigentes sindicales de los resultados positivos de la política “progresista” y la “coparticipación social” se pone como ejemplo las nuevas empresas “cogestionadas” entre privados y publico, olvidándose también que anteriormente los mismos trabajadores estaban regidos por el derecho público, olvidándose por parte de estos representantes de los trabajadores, que esa era una razón por la cual los trabajadores estaban mucho más protegidos socialmente y sus salarios eran superiores a los privados.
Ahora se ve claramente la desventaja y la situación en que están estos nuevos trabajadores, donde tanto en el propio Estado, como los trabajadores en sus relaciones con los empresarios uruguayos y los capitalistas extranjeros enquistados en la economía uruguaya, se aplican medidas que se amoldan totalmente a la economía capitalista privada.
Las formas prácticas que adopta la política de “gobierno en disputa”, “profundización de la democracia” y “coparticipación social” al discutirse los Convenios Salariales, en estas condiciones de creciente inflación y comienzo de crisis ecónomo y financiera a los trabajadores se les suele decir por parte de los dirigentes del PIT CNT; “en las actuales condiciones y esta realidad no podemos lograr más”. Estos nuevos dirigentes sindicales, Abdala, Richard Reed, Castillos, Andrade, presentan la “lucha de clases” como un fenómeno histórico, las huelgas ya comienzan a ser condenadas por la mayoría de la población, cualquier medida de lucha se trunca al declararse por parte del Gobierno un servicio esencial. Y la expresión “solidaridad” es solamente como lo es ahora un recuerdo de un sindicato polaco y traidor del socialismo y el marxismo.
Ahora la “solidaridad” solamente se pronuncia y es bien vista si se trata de brindarla a los empresarios cuando se hayan ante dificultades financieras y de gestión, allí los trabajadores arriados por su sindicato son capaces de donar horas de trabajo, rebajares el salario, rotar los envíos al seguro de paro, y hasta poner plata como en el sindicato del CASMU para la empresa siga funcionando. Estos empresarios y dirigentes sindicales a través de la “paz social” pretextando la situación de crisis, continúan con el proceso de racionalización donde muchos trabajadores se hallan o se hallarán en el seguro de paro, que se extiende durante años en ocasiones sin que aparezcan en los estándares de desocupados y así salvar las encuestas de desocupación. El PIT CNT tratará de apaciguar siempre “el odio de clases”, intentando convencer a los que queden empleados de que sean “solidarios” conservando su puesto de trabajo con los compañeros cesantes. El éxito de esta demagogia permitirá a los empresarios y patrones asegurar la misma producción, mejorar inclusive su productividad, disminuyendo en un tercio los gastos, los aportes en salarios y sobre todo “manteniendo la paz social”.
Normalmente se acostumbra a decir por parte de estos dirigentes de la “coparticipación social” de que “estamos todos en el mismo barco” o “parados encima de la misma rama” Son frases huecas, estereotipos fabricados por los propagandistas burgueses, para las grandes transnacionales y los oligarcas nacionales su verdadero punto de vista, es que la famosa rama no es más que un frágil tallo, y el bote tan nombrado un lastre molesto para el buque insignia.
Hoy más que nunca el movimiento obrero uruguayo, reunido en el PIT CNT debería tomar el camino firme y clasista de defender los servicios y empresas públicas exigiendo al Gobierno del Frente Amplio mediante la “lucha de clases” la nacionalización total de los Entes Autónomos. Poniendo punto final a las privatizaciones, las AFAPS, la coparticipación público privada, y poniendo fin a la extranjerización de la tierra, el agua, los minerales en definitiva del patrimonio nacional.
Pero en cambio se profundiza la “coparticipación social” donde todo el aparato de propaganda del Frente Amplio y el PIT CNT se ocupa de inculcarle a la clase obrera y de inducirla en la práctica de las relaciones sociales, que frenen la lucha de los trabajadores de nuestro país por sus intereses. El sistema “coparticipación social” se transformó en la forma actual de dominio capitalista en Uruguay. Los efectos de la “coparticipación social” son las amenazas, las acusaciones, la intimidación al despido, las más variadas formas de discriminación política en los puestos de trabajo y de competencia en el trabajo.
Pero según el marxismo leninismo que como siempre es de donde recogemos mal o bien estas ideas, ya que no hace falta aclarar que las mismas ni nos pertenecen ni son elaboradas por nosotros en particular, sino interpretadas y hasta a veces repetidas simplemente, se reconoce que “nunca la coparticipación y el capital se han compaginado entre sí”. Por lo tanto la lucha por la democracia, por la solidaridad de los obreros exige que se ponga fin a la hegemonía del PIT CNT y el Frente Amplio, y su actual política de “paz social”.
Por ahora falta bastante tiempo si queremos ser objetivos para que esto ocurra. La confianza en los de “arriba” sigue intacta las encuestas así lo demuestra por lo menos cada mes. A nuestro pobre entender sin embargo esta confianza puede ser quebrada con el correr del tiempo.
Ojala se llegue el momento que al correr del tiempo se le sume el crecimiento de autoridad de la izquierda verdadera y de otros dirigentes sindicales honestos en la masa crezca y el despertar de la conciencia de clase de los trabajadores uruguayos es la garantía de que este momento no esté tan lejos.
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