El tránsito: la cotidiana tragedia nacional

VILLA GARCÍA, PARA LOS POBRES NO HAY VEREDA

Vecinos de Villa García cortaron ruta 8 ante indiferencia gubernamental
Vecinos de Villa García cortaron ruta 8 ante indiferencia gubernamental

El transporte nacional se va transformando en forma cada vez más violenta e imperativa en una tragedia constante para las familias más humildes y pobres del país, que viven en las zonas suburbanas y urbanas del territorio nacional.
En la zona de Villa García, una mujer joven y sus hijos murieron en un accidente realmente espantoso, que viene marcando una realidad de las condiciones sociales en que a diario los hombres y mujeres de nuestro país encaran el duro oficio de vivir siendo pobres, y transitando por una carretera nacional sin ningún tipo de protección para sus vidas.
En realidad este desastre que conmovió al país por la injusticia que ello refleja, se vive en todos los barrios y zonas del país, de distintas formas, pero que expresa el crecimiento de los medios de transporte, la falta de señalizaciones, y la ausencia de una verdadera política de transporte para las zonas con escasos recursos económicos.
El hecho por cierto no es nuevo ni en las ciudades, ni en los pueblos, ni en las zonas más pobres del país, donde el crecimiento demográfico debido a la ausencia de vivienda y a la búsqueda de un sustento laboral para las familias, a menudo convierte por la marginación en que allí se vive, a los hechos cotidianos en verdaderas tragedias para la familia de los trabajadores.
Ello no está por cierto en las estadísticas oficiales que nos dicen que la pobreza baja o está en vías de extinguirse gracias a la política económica oficial.
En los últimos tiempos han surgido nuevas formas de la vida económica y social, resultado de las políticas de inversiones que van desde el surgimiento de exclusivos barrios privados, hasta las zonas en general suburbanas que tienen un elevado componente de marginación social en todos los aspectos para la vida de los trabajadores y la población.
Cuando la política económica de los últimos gobiernos no contempla el enorme deterioro que se ha producido en la vida de los pueblos, y el estado tampoco encara estos enormes déficit producidos en décadas y mantenidas en forma cada vez más imperativa en los últimos años, provoca no solo problemas de desatención social sino además un nuevo tipo de represión para contener los “desbordes” que provoca el crecimiento de la miseria.
La receta que no se aparta del modelo global de las privatizaciones y crecimiento del endeudamiento financiero, del gobierno, supone aún más represión a la vida social en todos los aspectos. El gobierno actual no ha superado esta política sino que la ha ahondado aún más, con un discurso en que recuerda a su pasado de izquierda, pero donde los
trabajadores, los jubilados y los más desprotegidos de la sociedad siguen estando postergados, en las prioridades del gobierno.
En estos días que comienzan las clases de toda la enseñanza pública, nuevamente surgen en una nueva dimensión los problemas crónicos de la vida económica y social uruguaya, que no han sido superados ni por las llamadas políticas tradicionales, ni por la nueva impronta de los gobiernos del llamado progresismo.
Hoy no hay más que observar, en estos días la vida en las distintas zonas del territorio nacional, para observar cómo viven las mujeres, y su familia, que dependen de un ingreso bajo y de condiciones de vida miserables. Es la obra de los gobiernos de turno que es necesario cambiar.

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