LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS
El gobierno amenaza, y después muestra el dulce diciendo que hay que ser tolerante, cuando hace tiempo que hace lo contrario, en toda la línea.

Luego de la decisión del Poder Ejecutivo de decretar la esencialidad para la educación obligando a los trabajadores de esta a trabajar en tiempos en que han decretado nuevos y mayores medidas gremiales, pone una vez más la escasa voluntad del gobierno nacional de intentar encausar este tema con un criterio práctico y sobre todo teniendo en cuenta la voz de los docentes, y trabajadores de la enseñanza pública.
La medida confirma una vez más desde los propios inicios de la actividad del primer gobierno del Frente amplio que se optaba por el camino de dejar de lado a los trabajadores, en su congreso inicial que ya marcaba que las tendencias existentes en el primer gobierno del Dr. Vázquez la orientación sería de contener la política educativa por otros rumbos en la vida nacional que llevarían necesariamente por el camino del retroceso en la materia.
En este país todos sabemos que la educación está en enferma, lamentablemente no puede ser de otra manera cuando en nuestro país se aplica un experimento neoliberal, que para buena parte de los nuevos orientadores del partido de gobierno por este camino nos aproximamos a una situación más avanzada, lo único cierto es que la esencialidad nos retrotrae a un camino que ya había utilizado la derecha más reaccionaria décadas atrás.
Claro que al día de hoy en el 2015 las justificaciones, son variadas, al igual que la fuerza del estado para resolver los problemas con los trabajadores. El tema hoy es que nuevamente la educación se sale del libreto, pues no es un negocio que se encuentre en la lógica ni en el interés de los negocios privatizables y la variable para el gobierno sigue siendo el salario,
y el ajuste del gasto público.
En la sociedad uruguaya las clases dominantes siempre han apostado a que la educación debe ser controlable y manejable, por los gobiernos y sus políticas económicas.
Un maestra afirmaba en estos días que el gobierno está nervioso por la situación económica que se vive en el mundo y también en nuestro país, y una vez más se confirma que cuando no existe una política popular y mucho menos solidaria siempre se golpea
a los más débiles y a los que más molestan, en este caso a maestros y profesores.
Lo único claro en la política del Poder Ejecutivo es que el decreto de esencialidad rompe con las normas de convivencia entre las relaciones laborales de los sindicatos oficiales y el gobierno es sin duda una gran brecha, que viene a traer más incertidumbre a las preocupaciones y contradicciones ya existentes con el otro invento que tuvo originalmente el progresismo creando un ministerio a imagen y semejanza de la caridad para atender los temas de la pobreza, y que hoy más que achicar el problemas se ha incrementado social y políticamente, metiendo al gobierno nacional en una de sus mayores crisis estando en el gobierno.
En realidad la sencilla apreciación de la docente le recordaba al gobierno que sería muy difícil en los tiempos actuales resolver por estos caminos autoritarios, lo grandes problemas económicos globales que ya están afectando a nuestro país.
El gobierno amenaza, y después muestra el dulce diciendo que hay que ser tolerante, cuando hace tiempo que hace lo contrario, en toda la línea.
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