CIERRAN LAS PAPELERAS
El cierre de Fanapel, con el envío de dos cientos cincuenta trabajadores, al paro, muestra en forma veraz y dura, como la intervención de grandes industrias que operan libremente en la zona, van ocupando el lugar de las viejas cadenas productivas, y apropiándose de ellas. En ello, se derrumba aquellas frases tan mentadas y acuñadas por los últimos gobiernos que la inversión extranjera trae empleo.
En algún momento de la historia de nuestro país, se ha afirmado con mucha fuerza y vehemencia, que sin desarrollo industrial, es imposible ponerse en camino del desarrollo económico y social, y mucho menos con un criterio independiente y que sirva a los trabajadores.
Sin embargo en nuestro país se puede afirmar que en las últimas décadas, sin interrupciones mayores, la desaparición de la base de la infraestructura industrial ha sido una constante, a nuestro juicio la razón es muy sencilla y es que esta ha sido escondida por las políticas de las clases dominantes.
El Uruguay sigue siendo un país dependiente del capital internacional, y no ha desarrollado una política industrial que le permita un desarrollo constante de sus industrias.
No en vano las principales industrias dependientes de la producción agropecuaria, han muerto y han sido entregadas a compañías extranjeras o lo que es más o menos lo mismo a fuertes operadores locales con el beneplácito de los últimos gobiernos de turno.
El proceso de cierre de industrias en el país, no es nuevo, pero lo sugestivo que los últimos gobiernos del Frente Amplio no han cambiado esta ecuación, sino que la han profundizado más, haciendo cada vez más amplia la desocupación en las industrias que lleva invariablemente el cierre constante de grandes industrias en todo el territorio nacional.
Las constantes de la búsqueda de la política de inversiones se cumple en nuestro país, al influjo de la política del gobierno del Frente Amplio, el cierre de Fanapel, con el envío de dos cientos cincuenta trabajadores, al paro, muestra en forma veraz y dura, como la intervención de grandes industrias que operan libremente en la zona, van ocupando el lugar de las viejas cadenas productivas, y apropiándose de ellas. En ello, se derrumba aquellas frases tan mentadas y acuñadas por los últimos gobiernos que la inversión extranjera trae empleo. Nosotros podríamos agregar que por lo que se observa en el país hasta nuestros días, la política de libre comercio y libre inversiones trae una gran incertidumbre para los trabajadores, pues debilita el empleo y también el salario.
La lista de cierres es larga, y de negociados con el estado también en empresas que para la escala económica y financiera del país es muy importante para tener encuenta.
Fripur, Ecolat, ANCAP, Portland, Aratirí, Lifan, Pluna, Alas U, las industrias de Bella Unión, son solamente algunas de las muestras de la ilusión o espejismo que ha traído la política de Astori y compañía durante todos estos años, de afirmaciones oficiales que “vamos bien”.
A ello vale la pena recordar que nuestro país, se exporta ganado en pie en forma creciente, destrozando la posibilidad de la industria, y sin embargo a los últimos gobiernos nacionales no se han inmutado con el tema, que registra la continuidad con gobiernos anteriores en tal medida económica.
Una baja constante en la actividad no se resuelve solo con anuncios, y hablando todos los días en cadena de televisión y radio, sino con medidas que protejan a los trabajadores y al empleo.
La industrialización del país es necesaria, aunque debe partir desde otro eje, pues los partidos en el gobierno de las últimas décadas no han hecho más que ensayar políticas que han fracasado, en forma rotunda desde el punto de vista del desarrollo del país, que ha sido orientado por el capital externo.
Mientras tanto lo único que se le ocurre al gobierno es traer, más inversión extranjera sin condiciones, pero se puede hacer otra cosa, para que la industria florezca y se desarrolle.
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