AFECTAN A TODA LA POLÍTICA DOMINANTE
La piñata de ANCAP, de PLUNA, del FONASA, ha arrastrado al gobierno a una crisis política por demás significativa, donde se imponen cada vez más la necesidad de soluciones a la vida de los trabajadores del país.

En estos días no se puede negar que estamos ante momentos difíciles para la vida del país, que están afectando seriamente a la vida de los trabajadores y en general de los más afectados por la desocupación y las distintas formas en que se expresa la desactivación económica y el desempleo.
Una enorme caída de la pequeña y mediana producción se registra en materia productiva y particularmente en los últimos meses, a lo que se le suma en forma cada vez más amenazante la situación financiera, donde en forma constante las autoridades del Banco Central recurren a significativas operaciones de venta de divisas para contener la suba de la moneda estadounidense.
Por más que existe un intento constante en las autoridades oficiales de tomar en forma casi infantil distancia de lo que sucede en la Argentina, ello resulta imposible a la hora de observar la realidad y en el lugar del mundo en que estamos, pues separar las orillas del Río de la Plata no puede ser obra de dirigentes políticos ni de gobiernos, en la formidable teoría del “desacople”, llevada adelante por el equipo económico del gobierno, y particularmente por el Ministro Astori.
Sin duda que el desarrollo en la aplicación de una amplia política de privatizaciones y de extranjerización de la tierra ha provocado un amplio descontento entre los trabajadores urbanos y la producción agropecuaria mediana y pequeña, que prácticamente la está exterminando.
La dolarización de la economía lleva invariablemente a una extremada dependencia de la moneda norteamericana, y también de los instrumentos financieros a los que estamos sujetos cada vez más firmemente condicionados.
Sin lugar a dudas que esta situación en un país como el nuestro lleva a una estabilidad creciente y a un descrédito difícil de pensar en el gobierno nacional hace unos años atrás, en que contaba con grandes sectores de la población entusiasmada con la “vía del progresismo”, que objetivamente encubría el más descarnado planteo económico de las privatizaciones y la impunidad.
Hoy avanzado el tercer período de gobierno, el techo de la política de privatizaciones, de endeudamiento e inflación están erosionando fuertemente la economía y la política del gobierno nacional, que deambula entre promesas de mega obras aún no concretadas, y un costo país elevadísimo que nos aleja de toda posibilidad de competencia con los productos provenientes del exterior, y también sucede otro tanto con las exportaciones.
Lo que sucede en forma cada vez más frecuente es que, en este marco es muy necesario explicar seriamente por qué hoy la vida social está tan deteriorada y no tiene posibilidades de resolver ni los aspectos crecientes de la violencia social, ni mucho menos de la corrupción que campea en las altas esferas de la política vinculada al poder.
Esta situación se agudiza en la medida que la salida que propone el gobierno ha dejado de tener soluciones ni inmediatas, ni tampoco en el mediano plazo.
La piñata de ANCAP, de PLUNA, del FONASA, ha arrastrado al gobierno a una crisis política por demás significativa, donde se imponen cada vez más la necesidad de soluciones a la vida de los trabajadores del país.
Es necesaria una nueva política popular seria y antiimperialista.
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