
No es ninguna novedad que en los últimos años toda la concepción política de las fuerzas que definen la política del gobierno suponen dejar de lado a la clase trabajadora por más que se sacan fotos y los medios de comunicación dominante a diario se reúnan con los dirigentes sindicales oficiales y el gobierno del Dr.Vázquez.
Tampoco es una novedad, que en los últimos años la relación en la política nacional cada vez se distancie más de las necesidades de los trabajadores y en general de los pobres y los que no tienen acceso a sus derechos sociales y constitucionales por su deprimida situación económica.
Este no es un hecho secundario en toda la política de gobierno sino que a nuestro juicio es determinante en relación a toda la política y la vida social en el país, que condiciona el descontento en el ámbito laboral entre los trabajadores del país.
Ello de alguna forma comienza a configurar tendencias, que están influyendo no sólo en la política del partido de gobierno, sino también en toda la política nacional.
Claro que en general las constantes resoluciones burocráticas y además que en los contenidos de su política han sido un constante beneficio al capital financiero, a las privatizaciones, y a la venta de las mejores tierras del país al capital extranjero, ello lleva invariablemente a un restablecimiento de las ideas de la derecha tradicional no solo en nuestro país sino también en la región, donde aparecen en forma cada vez más abierta, la corrupción existente en las alturas del estado y el gobierno.
Ello también ha creado un intento de aprovechamiento de la nueva situación por nuevos actores políticos que ante el debilitamiento de la política burguesa dominante, surgen como una aparente acción independiente, en general más conservadora y con tintes de mayores rasgos represivos, a los efectos de intentar dar respuestas a la crisis general que se vive, pero siempre dentro del sistema de relaciones económicas y sociales que hoy se sustentan.
Es necesario tener presente que dentro de la política global que ha llevado el partido de gobierno, en estos últimos años, por un lado se ha mantenido una continuidad monolítica en relación a la libre inversión extranjera, las privatizaciones y el libre comercio, y eso lleva invariablemente no sólo a que cambien los rasgos sociales de la vida de los trabajadores de la ciudad y el campo, sino que además, en todo este tiempo se van resquebrajando las alianzas políticas en la medida que dentro del rumbo que se ha adoptado lo que aumenta es el acomodo dentro de los puestos del estado y con un fuerte estancamiento en sus referencias sociales.
Claro que ello no es causal sino que es también el resultado de una política que funde empresas públicas y da amplia participación sin condiciones al capital privado.
Hay ejemplo grandes de ello, que explicitan muy claramente lo que pasa con empresas como Uber que se instala y comienza a operar sin pedirle permiso a nadie, y ello se permite, otro tanto pasa con nuevas empresas de celulosa en zonas francas, Fripur que se funde, y no hay respuestas y se llaman a empresas extranjeras para que las sustituyan, mientras miles de trabajadores van quedando desocupados.
La apuesta económica al capital financiero significa para algunos sectores consumo sin producción y con más endeudamiento. Ello también tiene un límite en la aldea del Plata, los resultados del fracaso de una política comienzan a estar sobre la mesa.
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